Diana
Duque Gómez
Soren Kierkegaard
El
totalitarismo de izquierda o socialismo es una ideología de la dominación y del
poder total sobre el individuo, un poder total que detenta el monopolio
absoluto de los medios de producción, de la fuerza de trabajo, de todos los
aparatos económicos, informativos, culturales, ideológicos; que excluye
cualquier tipo de actividad social independiente, cualquier forma de libertad y
de orden espontáneo, sobre la base de un terror psíquico y físico altamente
tecnificado y perfeccionado. Para obtener sus fines totalitarios, el socialismo
se enmascara con objetivos aparentemente altruistas como “acabar con la pobreza
extrema”, “cerrar la brecha entre ricos y pobres”, “paz, equidad y educación”, etc.
Un
ejemplo histórico de implantación y desarrollo de un sistema totalitario socialista
lo da la Unión Soviética y su régimen estalinista cuando impuso la
colectivización forzosa del campo (1929-1930) que dejó 22 millones de muertos
según Antonov Ovseienko. A lo que hay que sumar el segundo estalinismo que
desencadenó un terror demente que, también, según Antonov Ovseienko, masacró a
19 millones de seres humanos entre 1930 y 1940. En otra aterradora
“depuración”, entre 1945 y 1953, el estalinismo asesinó 9 millones más de personas
(1). Todo justificado en su ideología socialista o comunista. Esto sin contar
el sinnúmero de crímenes cometidos en la Europa oriental estalinista después de
la Segunda Guerra Mundial, etc.
Por
otro lado, la pequeña y omnipotente élite mundial dominante, la sinarquía, -elite
expoliadora dueña de la banca, de los monopolios, las grandes corporaciones,
del lavado de dinero procedente del narcotráfico, de los grandes negocios y del
Estado, el cual es su gran invento sojuzgador-, opera al margen de cualquier
ideología. Sin escrúpulos y sin principios para ella las guerras, revoluciones
y conflictos son un gran negocio,
incluido el de la reconstrucción y el posconflicto. Entre los miembros más
destacados de la sinarquía mundial, que además son los dueños del Banco Central
de Estados Unidos, la FED (Sistema de Reserva Federal), están los Rothschild de
Londres y Berlín; la familia Lazard de París; Israel Moses Seif de Italia; los
Kuhn, Loeb y Warburg de Alemania y las familias Lehman, Goldman, Sachs y
Rockefeller de Nueva York.
Por
ejemplo, investigadores como Gary Allen y Larry Abraham en su libro Nadie se atreve a llamarle conspiración (2)
han llegado a constatar las relaciones entre la dinastía de los banqueros y sus
socios con el movimiento bolchevique. Otras investigaciones hablan del “extraño
maridaje” entre la sinarquía financiera mundial y los dictadores estalinistas.
En realidad esto pone en evidencia que el fin último tanto de la sinarquía como
de los estalinistas, comunistas, socialistas, tercera vía o socialismo fabiano,
etcétera es el control total de los ciudadanos a través de un Estado que se
viste con diferentes ropajes ideológicos. En la práctica dicho maridaje “aporta
un rígido y eficiente control social y político sobre el conjunto de la
población, para que los dueños de la riqueza puedan disfrutar y gozar en paz de
sus frutos” (3). Como sucede en Venezuela con la Chevron Texaco, segunda
compañía internacional de petróleo de Estados Unidos controlada por la familia
Rockefeller, “ampliamente favorecida en negocios por el chavismo” (4). O como
está ocurriendo en Colombia donde los hombres de paja o testaferros de la
sinarquía en el gobierno le están vendiendo o entregando las riquezas del país
a las grandes multinacionales.
Colombia
desde hace décadas padece la agresión atroz de una guerra irregular genocida de
izquierda desatada por una subversión armada y en la legalidad, para imponer una
ideología comunista o socialista. Así lo corroboró en una entrevista el extinto
Gilberto Vieira, jefe histórico del Partido Comunista Colombiano, cuando
declaró categóricamente: “El hecho real es que el Partido Comunista participa
en la lucha armada, tiene una organización, las FARC” (5). Complementando lo
anterior, el mismo Vieira afirmó: “…del 50 (1950) en adelante, el partido
elabora su orientación táctica que hemos llamado la combinación de todas las
formas de lucha: combinación táctica y estratégica… no se excluye ninguna forma
de lucha, sino que se trata de combinarlas todas adecuadamente” (6).
Nunca
como hoy la llamada izquierda y su brazo armado las FARC-ELN, que cuentan con
un máximo de 10.000 hombres en armas y que llevan 50 años en una guerra
irregular liberticida contra el pueblo colombiano financiada por el
narcotráfico, el secuestro y la extorsión, habían utilizado tan exitosamente su
vieja táctica estalinista de la combinación de todas las formas de lucha,
legales e ilegales, “pacifistas” y bélicas, para esclavizar a Colombia que es
hondamente libertaria y enemiga del socialismo; todo ello utilizando sus
aliados-colaboracionistas que pertenecen a la cortesana y tradicional élite
dominante colombiana. Es el caso de Enrique Santos Calderón factótum, por parte
del gobierno, del tinglado de la “paz” en La Habana y hermano mayor y hoy
mentor intelectual de Juan Manuel Santos Calderón, actual presidente de la
república y promotor de la Tercera Vía o socialismo fabiano en Colombia bajo la
tutela de Tony Blair, expremier inglés quien como miembro de la Sociedad
Fabiana promueve la evolución gradual de la sociedad hacia el socialismo, “mediante
la manipulación del proceso democrático” (7) y quien, además, es una de las
personas que con su mujer Cherie Blair participa en la dirección de la London
School of Economics and Political Science, creada por dicha Sociedad Fabiana como
un centro de ideas socialistas del cual es egresado Juan Manuel Santos (8). La
London School of Economics está “estrechamente vinculada a la familia
Rockefeller y a la Fundación Rockefeller” (Wikipedia).
Es
importante subrayar que los fundadores de la Sociedad Fabiana (1884), Beatriz y
Sidney Webb, visitaron la Unión Soviética en 1932 en plena época del terror
estalinista y que “de su irrefrenable entusiasmo es fruto su obra Soviet
Communism: a new civilization? (1935). Entre las actuaciones del régimen de Stalin
que ellos describían como el amanecer de una nueva civilización estaba la
actuación del precursor de la KGB, la OGPU creada por el siniestro Félix
Dzerzhinski. Al describir ‘la labor constructiva de la OGPU’, los Webb decían
que ‘en Rusia no hay mayor crimen que actuar contra el Estado’, y que por tanto
su actuación está justificada” (9).
El
mismo Enrique Santos, -quien “conocía a los dirigentes históricos de las FARC y
el ELN” (‘Tirofijo’, Jacobo Arenas, Alfonso Cano, Antonio García, etc.)-, narra
su participación en el montaje de la “paz”: “Venía (a Cuba) a cada rato desde
Miami a reunirme con el equipo a diseñar estrategias, visualizar escenarios,
construir la agenda. Al fin, el 23 de febrero (2011), llegamos a La Habana, un
día antes de la primera sesión formal… De los presentes, sólo había conocido a
Andrés Paris, (cuyo verdadero nombre es Jesús Emilio Carvajalino) en el Caguán.
Fui amigo de uno de sus hermanos, Rubén Carvajalino, colaborador de
Alternativa” (10) y militante del M-19 por ese entonces.
Enrique
Santos fue director en los años 70 de la influyente y procastrista revista
Alternativa afecta al ELN, al M-19 y a las FARC que en ese momento hacían parte
de la línea Moscú, hoy en manos del presidente de Rusia Vladimir Putin, exjefe del
Servicio Federal de Seguridad de la Unión Soviética antes KGB, quien acaba de
iniciar una alianza nefanda con Juan Manuel Santos en un encuentro en Brasil
donde se declaró a favor del contubernio con las FARC enmascarado de “proceso
de paz”. Para constatar el carácter ideológico socialista del hermanísimo
afirma el historiador Paulo César León Palacios, “hay que tener en cuenta que
el propio (Enrique) Santos era un activo colaborador del ‘Eme’”, y que
“Alternativa acostumbró a publicar textos de las guerrillas de ese entonces:
ELN, FARC, EPL y M-19” (11).
La
izquierda armada, que desde siempre ha sido detestada y repudiada políticamente
por el pueblo colombiano –el 93% de los colombianos tiene una opinión negativa
de las FARC, Gallup marzo 5 de 2014-,
logró recuperar su existencia como protagonista político y fuerza beligerante a
partir de la estratagema elaborada por Enrique Santos y los cabecillas de las
FARC y que se vende con el pomposo nombre de “Acuerdos de Paz” pero que no es
más que la coartada para imponer los cimientos de un régimen totalitario de
izquierda, a través de unos pactos infames que están siendo llevados a cabo en
La Habana, Cuba, bajo la tutela de Fidel y Raúl Castro Ruz, los omnímodos
dictadores del totalitarismo cubano y del neoestalinismo latinoamericano.
Para
que los colaboracionistas de las FARC en el Estado pudieran hacer la tramoya de
unas supuestas conversaciones de paz tenían primero que desviar dolosamente el
accionar de los 500.000 hombres de la Fuerza Pública (Fuerzas Militares y de
Policía) a combatir el terrorismo que no es más que un aspecto de la guerra
irregular subversiva y no a derrotar por completo esa guerra neoestalinista
tanto en su frente civil como en su frente armado, aprovechando la
impresionante ventaja armada de 50 a 1 (500.000 contra 10.000) que tiene el
cómplice archicorrupto y mafioso Estado colombiano. Pero primero son los
grandes negocios que durante años y años se han derivado de estas sangrientas y
prefabricadas confrontaciones para los cabecillas de las partes involucradas (el
gobierno, el secretariado de las FARC y… la sinarquía), hasta que aparecen
nuevas componendas y mejores negocios como el que se está fraguando en La
Habana con la anuencia de la sinarquía mundial.
Pero
lo segundo y más importante que los colaboracionistas de las FARC dentro del
Estado tenían que hacer para sostener el previsto artilugio de La Habana y
garantizar la sobrevivencia de ese grupo armado era desmovilizar y desarmar los
grupos de legítima defensa, principales enemigos de las FARC-ELN, para lo que contaron
con el concurso del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, quien en entrevista con la
periodista Patricia Lara confesó su convicción socialista: “Participo de los
objetivos de la socialdemocracia… Soy amigo de la intervención del Estado” (12).
Así con Uribe ejecutaron el gran engaño que desmovilizó y desarmó a los grupos
de legítima defensa del pueblo colombiano que habían adquirido un gran poder
por fuera del Estado y tenían completamente derrotadas a las FARC-ELN y sus
redes de apoyo en las ciudades. Con las autodefensas la élite dominante criolla
estaba perdiendo el país, el cual se estaba convirtiendo en una confederación
anticomunista, por ello sus principales jefes con falsas promesas fueron encarcelados,
extraditados o asesinados.
Del
uribismo de entonces también hacia parte Juan Manuel Santos quien fue uno de
los grandes promotores de la reelección de Uribe y Ministro de Defensa en su
segundo mandato. Santos y Uribe hoy se encuentran aparentemente muy
distanciados.
Todo
esto allanó el camino neoestalinista de las FARC para que se recuperaran y a
través de unas perversas conversaciones en La Habana pudieran entrar
“legalmente” a cogobernar de hecho con su alter ego la Tercera Vía, esto es, el
socialismo fabiano o totalitarismo gradual, encarnada en Juan Manuel Santos y
su paniaguada Unidad Nacional de la que forman parte decadentes partidos
como el Partido de la U, Partido
Cambio Radical, Partido Conservador y Partido
Liberal Colombiano, uno de cuyos personajes es el
siniestro narcopresidente Samper ahora por iniciativa de Juan Manuel Santos,
secretario general de Unasur, Unión de Naciones Suramericanas, organización
neoestalinista latinoamericana creada por Hugo Chávez en 2008.
Es
tan evidente la coyunda del uribismo con el santismo que en la segunda vuelta
presidencial del 2014, donde coronó dolosamente Juan Manuel Santos a través de
un monstruoso fraude electoral denunciado por el propio Uribe, éste finalmente
lo aceptó sin siquiera haber impugnado realmente la tramposa elección donde
Santos, a pesar del fraude y los aliados de izquierda, sólo alcanzó el 21 % del
censo electoral pues la verdadera gran mayoría se abstuvo de votar en un
porcentaje de 52.14 % (13). Si a ello le sumamos los votos en blanco 4 % y los
votos nulos 2.55 % nos da un total de 59
% de colombianos que no participaron en la segunda vuelta presidencial,
convirtiendo de todas maneras a ese espurio gobierno en un gobierno de minorías
lo cual evidencia una vez más la gran falacia que es la llamada “democracia”
colombiana.
Sin
embargo, el ilegítimo presidente Santos ha pretendido crear la falsa idea de
que la mayoría del país votó por él, lo que supuestamente de paso da el aval a
su tinglado de imbéciles morales en La Habana para así imponer al país, a
través del disfraz de la Tercera Vía, la
hegemonía de las ideas socialistas. El pueblo colombiano nunca aceptará
conscientemente las ideas socialistas pero con el nombre de Tercera Vía
adoptará cada línea del programa socialista sin percatarse.
El
cogobierno de hecho de las FARC con la Tercera Vía santista es el comienzo de
un régimen esclavista en Colombia, una sociedad de empleados domesticados e
intimidados, el fin de todas las libertades y de la propiedad privada no
monopolista, así lo hagan de manera gradual para encubrir los grilletes y en
nombre de la paz, la paz de los muertos vivientes, haciendo de Colombia un gran
campo de concentración cuyos capataces serán los neoestalinistas de las FARC-ELN y los lacayos de la Unidad
Nacional santista, quienes al igual que todas las ideologías estatistas y sus
partidos políticos en todo el planeta están al servicio de la sinarquía mundial
y sus monopolios corporativos. Lo que hace inevitable además el fin de la
pequeña y mediana empresa independiente, esto es, la verdadera clase media del
campo y la ciudad, la que acaba siendo sustituida por burocracia, por mendigos
del subsidio estatal y por una serie de negocios que no representan la
producción nacional autónoma y que en la práctica no son más que cadenas de
distribución de las marcas y productos de los monopolios corporativos.
Hoy
la Tercera Vía es el nuevo eufemismo para encubrir el Estado neoestalinista,
que se caracteriza, entre otros, por la persecución, abierta o solapada, de la
libertad de opinión, empleando la táctica de criminalizar a quien le incomode o
desentone como en Venezuela, Ecuador y Colombia; por diversas formas de control
y opresión social como el terrorismo judicial
a través de montajes en los cuales el proceso judicial conlleva la
muerte moral y hasta física de las víctimas y su ruina económica, convirtiéndose
así el llamado proceso judicial en una verdadera sentencia de muerte civil; y
el terrorismo administrativo y burocrático que siempre incluye la amenaza de la
extinción de dominio, de la confiscación, la expropiación y la expoliación
tributaria, con el propósito final de acabar con sus contradictores y con la
pequeña y mediana propiedad privada productiva independiente y, de esta manera,
fortalecer aún más el monopolio corporativo.
Ecuador
y Venezuela, estalinistas de nuevo tipo, han sido la punta de lanza de esta
mordaza a la libertad de opinión de la cual uno de sus mejores epígonos es el
actual régimen santista. En Ecuador donde son numerosas las ocasiones en que el
gobierno de Rafael Correa ha limitado la libertad de opinión especialmente
mediante la “aprobación en junio de 2013 de la Ley de Comunicación conocida
como la ‘ley mordaza’ por la serie de restricciones y controles que contempla”
(14), uno de los últimos episodios de persecución a la libertad de expresión es
la condena por la “justicia” del caricaturista Fernando Villavicencio por sus
denuncias contra la corrupción al igual que al diario El Universo que las
publicó. Para no hablar de Venezuela donde todos los medios que no son afectos
al gobierno han sido silenciados. En el caso colombiano recientemente “la Corte
Suprema de Justicia acaba de confirmar la condena de 18 meses y 20 días de
prisión contra un internauta, Gonzalo Hernán López, por un comentario que dejó
en un foro de los lectores” (15) y que hacía referencia a una funcionaria del
gobierno. Igualmente se ha pretendido criminalizar de hecho cualquier opinión
contraria a los supuestos diálogos de paz santistas para intimidar y dar la
apariencia de que existe un consenso en torno a ellos y para encubrir la
abolición del ya precario sistema de libertades colombiano y la instauración de
un régimen totalitario neoestalinista.
El
instrumento principal del socialismo, neoestalinismo, tercera vía, etc., es el
Estado. Sin este instrumento para esta concepción totalitaria del mundo es
imposible lograr el monopolio absoluto del poder político para ponerlo al
servicio de los dueños del poder económico, la sinarquía mundial, que a su vez
es la propietaria de los Estados con sus diferentes ropajes ideológicos,
incluidos el Estado norteamericano, el Estado chino, el Estado ruso, el Estado
alemán, etc.
En
palabras del filósofo político Edgar Morin: “Los ‘socialismos’ han tomado del
‘socialismo’ forjado por Stalin su núcleo mismo: la concentración monopolista
del poder en las manos del Partido/Estado, la legitimación del Partido como
único depositario/propietario de la voluntad popular, la simbiosis del culto al
socialismo y del culto a la nación, la constitución de una nueva casta/clase
dirigente a partir de la élite del poder. Los seguidores de esta fórmula en
todo el planeta nos muestran que si bien la era propiamente estaliniana ha
muerto, todavía estamos plenamente en la era estalinista” (16).
Colombia
no es terreno fértil para ninguna clase de socialismo. Los colombianos aman su
libertad por encima de todo. Pretender imponer cualquier tipo de esclavitud
socialista dentro del carácter libertario de los colombianos conducirá
inevitablemente a una verdadera guerra civil entre una ínfima minoría
neoestalinista y la inmensa mayoría de colombianos amantes de su autonomía y su
libertad. Como afirmara Aynd Rand: “El secreto de la felicidad es la libertad.
El secreto de la libertad es el coraje”.
______
NOTAS:
1.
Edgar Morin, Qué es el totalitarismo. Anthropos Editorial del Hombre,
Barcelona, 1985, pág.31; 2. http://dianaduquegomez.blogspot.com/2012/06/la-fed-arquitecta-del-esclavismo_8575.html
; 3. www.elespejodelaargentina.com/2011/china-crecimiento-económico-y-genocidio-abortista-el-proyecto-rockefeller ; 4. www.soberanía.org/Articulos/articulo1120.htm
; 5. Umberto Valverde, Colombia tres
vías a la revolución, Círculo Rojo Editores,
Bogotá, 1973, pág. 57; 6. Marta Harnecker, Combinación de todas las formas de
lucha, Ediciones Suramérica, Bogotá, 1988, pág. 77; 7. www.libertaddigital.com/economia/la-revista-forbes-asegura-que-obama-es-un-socialista-fabiano-1276361686/ ; 8.
David Icke, El despertar del león. Ediciones Obelisco, España, 2012, pág. 987;
9. www.vozdeeldestierro.juancarlosherreraacosta.over-blog.es
Los profetas de Stalin por J. C. Rodríguez; 10. www.elespectador.com
, Negociando con las FARC por Enrique Santos Calderón, 19 de diciembre de 2012,
11. www.bdigital.unal.edu.co/21780/1/18296-59272-1-PB.pdf
, El M-19 y la subversión cultural bogotana en los setenta: el caso de la
revista Alternativa por Paulo César León Palacios, págs. 194 y 196; 12. El
Tiempo, 21 de abril de 2002; 13. El Tiempo, lunes 16 de 2014 pág.8; 14. www.es.panampost.com/Alexandra-veloz/2014/02/04/Ecuador-rafael-correa-persigue-el-humor.pdf
; 15. http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/270181-no-se-tuvieron-en-cuenta-los-estandares-de-libertad-de-expresion
; 16. Edgar Morin, Qué es el totalitarismo. Editorial Anthropos Editorial del
Hombre, España, 1985, pág. 164.
Bogotá, 15 de agosto de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario