Diana
Duque Gómez
Como lo han demostrado
hasta la saciedad las encuestas, el país no quiere convivir con los asesinos de
lesa humanidad de las FARC cuya ideología comunista, estaliniana, es esclavista
y genocida. El hecho de que el gobierno Santos haya puesto en escena desde hace
tres años un capitulante “proceso de paz” con esa minúscula subversión
totalitaria, amenazando de muerte la libertad individual y la propiedad de los
colombianos, lo hace culpable de alta traición. En estos tres años del mal
llamado proceso de paz en La Habana, las FARC, en su necrófilo camino hacia la
toma definitiva del poder, se han reorganizado, modernizando su armamento,
consolidando sus territorios, sus narcofinanzas y sus múltiples negocios
derivados del terror, el narcotráfico, la expropiación, la extorsión, el secuestro, etc., además de haberse
convertido en el centro de atención de todos los medios de comunicación, lo que
fortalece tremendamente su imagen y su guerra irregular con su táctica de la
combinación de todas las formas de lucha y, lo más aberrante, las FARC han plasmado su atroz ideología en
esos acuerdos.