14/10/09

EL FARISEÍSMO URIBISTA FORTALECE A LAS FARC

Diana Duque Gómez

Sólo cuestionando lo que las personas dan
por hecho, lo que creen que es verdad, es
como podemos romper con la hipnosis del
condicionamiento social.
Deepak Chopra


La última década está marcada por el avance del totalitarismo neoestalinista en América Latina. Utilizando una pervertida concepción de democracia dominante hoy en el mundo, que establece que democracia es fundamentalmente la existencia de elecciones populares, reduciendo de esta manera la democracia a un simple electoralismo, estas fuerzas neoestalinistas han logrado llegar al poder por vía electoral.


al es el caso de Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, “Lula” da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Tabaré Vásquez en Uruguay, los exmilitantes del desaparecido grupo terrorista Montoneros los esposos Kirchner en Argentina, el exguerrillero sandinista Daniel Ortega en Nicaragua y Álvaro Colom, candidato de la exguerrilla URNG, en Guatemala, lo que ha creado un entorno de cooperación con la subversión colombiana “legal” y armada y un reconocimiento en la práctica de su beligerancia. Sin embargo, el gobierno de Uribe ha hecho que prevalezca la obsequiosidad con esos gobiernos y en una actuación “pragmática”, léase sin principios, ha acrecentado el comercio y los negocios con esos países aliados ideológicos de la guerrilla en particular con Venezuela. Es como si Uribe esperara que el comercio y unas cuantas sonrisas bastaran para neutralizar la convergencia ideológica de esos gobiernos neostealinistas con la subversión colombiana. Esta actitud, de hecho colaboracionista del gobierno de Uribe, ha redundado en una complacencia con la infiltración cada vez mayor del neoestalinismo bolivariano, sobre todo a través de cantidad de organizaciones chavistas que promueven el llamado “socialismo del siglo XXI” y que han implantado sus reales en Colombia. Con los cuantiosísimos recursos del petróleo se han financiado un sinnúmero de comités como el Comité de Solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela con sede en Bogotá y el Comité Misión Yo Sí Puedo en Boyacá. Así mismo se han constituido las denominadas casas de la amistad chavista en 15 departamentos del país (1). Al respecto El Heraldo denunció en mayo de 2007: “Se sabe que hay (en Colombia) corrientes chavistas que realizan un juicioso trabajo de bases, desde 2001, en ciudades como Bogotá, Cali, Bucaramanga, Armenia, Pereira, Arauca y Cúcuta, así como en las islas de San Andrés y Providencia, sin excluir la Costa Caribe y poblaciones fronterizas claramente influenciadas, como por ejemplo, Maicao. La cosa es de tal magnitud, que en partidos como el Polo Democrático Alternativo y el Liberal, así como en la Alianza Social Indígena, hay sectores plenamente identificados con el movimiento chavista”(2). Manteniendo un doble discurso el gobierno de Uribe realiza grandes negocios con Chávez como el de Monómeros y, por otro, sindica a los directivos de esta empresa de estar promoviendo las ideas socialistas. En 2006 el IFI y ECOPETROL vendieron su participación en Monómeros a PEQUIVEN, Petroquímica de Venezuela, empresa estatal promovida por el régimen chavista como la revolución Petroquímica socialista, quedando está última con el 100 por ciento de Monómeros (3). Otro negocio de Uribe con Chávez es el gasoducto transguajiro que llevará gas natural del campo Ballenas, en Colombia, al occidente venezolano, a la refinería de Paraguaná. Según estimaciones preliminares, el gasoducto binacional permitirá que Colombia suministre unos 200 millones de pies cúbicos de gas a Venezuela.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez, en un principio nombrado por el gobierno de Uribe como “facilitador” para la entrega de secuestrados en poder de las FARC, con una creciente popularidad obtenida de su efectiva actuación en la liberación de algunos secuestrados aprovecha esta situación para pedir oficialmente el reconocimiento internacional de las FARC como fuerza beligerante, haciendo aún más evidente lo que se sabía de vieja data: la identidad, cooperación y respaldo de gobiernos neoestalinistas, como el venezolano, con la guerra irregular de la “izquierda” colombiana.

Por otra parte, la liberación de los secuestrados, junto a las pruebas de supervivencia, sacude la anestesiada conciencia nacional e internacional dejando ver al desnudo el hecho protuberante de que por lo bajo en Colombia y transcurridos seis años de la política de Seguridad Democrática permanecen en poder de las FARC más de 3.000 secuestrados*, los cuáles no se sabe dónde están. El gobierno de Uribe, en una práctica deliberada de minimización del crimen cuando no de ocultamiento, borró de sus documentos a la inmensa mayoría de los secuestrados lo que sumado a la escasez de información de las autoridades y la prensa no deja ver la gran dinámica actual de este crimen de lesa humanidad.

Obviamente que para tener estos secuestrados, parte en campos de concentración, las FARC deben tener bases territoriales inexpugnables, esto es, desconocidas para la Fuerza Pública, indispensables para librar una guerra irregular prolongada. Otros secuestrados, los menos, son mantenidos en campamentos móviles, cambiando constantemente de posición. Precisamente, el recién liberado Luis Eladio Pérez contó que estando secuestrado lo pasearon por media Colombia sin ningún problema, a pesar del despliegue de Fuerza Pública y su Plan Patriota ahora Plan Consolidación. Esto demuestra que las FARC conservan intactas sus bases territoriales y mantienen mucha movilidad.

Siendo la guerra irregular una guerra móvil por excelencia, conservar este factor se torna fundamental para la guerrilla. Por eso, ante el despliegue de la Fuerza Pública, las FARC han priorizado dentro de la táctica de la combinación de todas las formas de lucha, la guerra de guerrillas y el combate clandestino con el desarrollo de su Partido Comunista Clandestino, el Movimiento Bolivariano y las milicias. Según Fabio Echeverri Correa, asesor de las entrañas del uribismo, las FARC cuentan hoy con “30 o 40 mil milicianos”(4).

Como lo señala Teófilo Vásquez, investigador del CINEP, “si bien las variables tradicionales con que se puede medir el conflicto han disminuido en algunas regiones, no se puede concluir que el conflicto en Colombia esté próximo a terminarse. Lo que sucede es que los grupos armados están actuando de otra manera… Ellos siguen controlando la gente (…) Las FARC han estado atentas a copar las regiones en las que los paramilitares aflojaron el control. Y lo han hecho con su milicia, en algunos lugares, y en otros, con acciones de tipo social y político, porque la guerra no se debate solamente en el campo de batalla. Por ejemplo llegaron a los cascos urbanos en zonas como Nariño, Chocó, Putumayo y Caquetá”. Y complementa Gerson Arias, investigador de la Fundación Ideas para la Paz: “También han llegado a tres lugares simbólicos de esta confrontación: Tierralta y Valencia, en Córdoba; Dabeiba, en Antioquia, y la zona del Catatumbo, regiones cruciales de alta presencia del paramilitarismo. A su vez, comenzaron a bajar de las cumbres de la Sierra Nevada de Santa Marta, adonde los habían aislado los grupos paramilitares”(5).

Aquí hay que subrayar que para el desarrollo de la guerra irregular prolongada de la “izquierda” es imprescindible una base estratégica en la “legalidad”, constituida por partidos estalinistas y un sinnúmero de ONG prosubversivas, en su gran mayoría adscritas a la Teología de la Liberación o estalinismo católico, que como un fino tejido de filigrana han construido toda una red de vasos comunicantes que hacen posible para la subversión la combinación de todas las formas de lucha.

Desde sus orígenes en 1930, el Partido Comunista Colombiano adoptó los principios organizativos e ideológicos del marxismo-leninismo y, como afirmara su jefe histórico Gilberto Vieira: “del 50 (1950) en adelante, el partido elabora su orientación táctica que hemos llamado la combinación de todas las formas de lucha”(6). Corroborando lo anterior, el mismo Gilberto Vieira declaró en otra entrevista: “El hecho real es que el Partido Comunista participa en la lucha armada, tiene una organización, las FARC”(7). En enero de 1989, Bernardo Jaramillo, presidente de la UP y a la vez miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista señaló: “En el partido hay una comprensión plena de la validez de la táctica de combinación de todas las formas de lucha”(8.). Hoy, a raíz de la muerte de Raúl Reyes’, las FARC afirman: “El pueblo lucha combinando acertadamente todas las formas de lucha”(9). Actualmente el Partido Comunista Colombiano hace parte del Polo Democrático Alternativo con el nombre de Frente Social y Político.

Un caso típico que ejemplifica claramente esa táctica de la combinación de todas las formas de lucha es el siguiente: María Teresa Ronderos asegura que para octubre de 2007 “las FARC se han afianzado en el piedemonte del Pacífico nariñense y en algunos municipios costeros del departamento (de Nariño)”. Y, complementa que haciendo un análisis de las elecciones de 2007 se puede observar que “otro triunfador en varias alcaldías donde coinciden altas tasas de homicidio, actividades del narcotráfico y presencia de grupos armados ilegales, fue el Polo Democrático y su aliado en Nariño, Opción Centro. Sin embargo, ningún líder del Polo está siendo investigado por nexos con grupos ilegales armados, y curiosamente, la línea interna del Polo que se impuso en Nariño, al igual que en el resto del país, fue la más cercana al comunismo”(10). Países como España que han padecido el accionar terrorista han elaborado férreas leyes antiterroristas en las cuales, como medida central, se proscriben los brazos legales de dichas organizaciones para romper el entramado. En Colombia este entramado permanece intacto.

La capacidad de la subversión totalitaria colombiana para sostener su guerra irregular depende de su gran poder económico obtenido por el terror y la sociedad con el narcotráfico. El inmenso capital de la subversión, sus empresas, sus inversiones, si se quiere ganar la guerra, debe ser atacado implacablemente, incluidos sus testaferros –cómplices voluntarios y forzados, quienes desde la “legalidad” figuran como dueños o administradores de dicha riqueza. Es inexplicable que hasta la fecha ningún gobierno haya perseguido radicalmente este capital facineroso “legal” y que los bienes y las inversiones de la subversión no hayan sido sometidos sumariamente a extinción de dominio y los testaferros puestos en la picota pública y encarcelados. Y como el narcotráfico sigue creciendo en el país como lo confirman los últimos informes del Departamento de Estado, donde Colombia sigue “siendo la fuente de casi el 90 por ciento de la cocaína que ingresa en Estados Unidos y es el principal proveedor de la heroína usada al este del río Mississipi”(11), estos enormes dineros, en la parte que le corresponde a las FARC, siguen alimentando la guerra irregular subversiva. A esto hay que agregar que “el boom de la cocaína en Europa alienta el lavado de euros de los carteles latinos”, “por una cadena de casas de cambio en países como Colombia, Perú, Brasil y Chile” (12).

En medio de este panorama se da la exitosa operación militar dirigida por el ministro de Defensa Juan Manuel Santos contra alias ‘Raúl Reyes’ que a pesar de representar una sensible perdida para las FARC, paradójicamente las fortaleció internacionalmente ya que en la resolución de la OEA no hubo una condena para las FARC ni un compromiso de los países latinoamericanos de luchar conjuntamente contra esta organización subversiva. Así las cosas las FARC quedan blindadas porque Colombia se comprometió a no transgredir las fronteras de sus países vecinos, donde las FARC tienen varios de sus campamentos y cuyos gobiernos de ideología neoestalinista las ven no como terroristas sino como una organización afín ideológicamente. El beso colaboracionista de Uribe en la Cumbre de Río en Santo Domingo se hizo para defender los negocios de la sinarquía colombiana en Venezuela y Ecuador entregando el país en las fauces de los aliados estratégicos de la subversión totalitaria.

Para enfrentar y derrotar un enemigo es esencial conocerlo, dilucidar su estructura de poder. En las FARC hay organismos colegiados en todas sus instancias. Señala el extinto ‘Iván Ríos’, comandante de las FARC: “Son organismos colegiados de dirección y mando, el Estado Mayor Central, el Comando General, los estados mayores de bloque y de frente, y los comandos de columna, compañía, guerrilla y escuadra. Las anteriores instancias de dirección se rigen por el principio de dirección colectiva”(13). La existencia de organismos colegiados hace a esta organización subversiva poco vulnerable a la pérdida de uno de sus cabecillas, contrario a lo que sucedería en un movimiento caudillista, en el cual la muerte del líder termina por acabar el movimiento.

En lo interno, la muerte de ‘Raúl Reyes’ y de ‘Iván Ríos’ es un golpe sicológico para las FARC pero no es una derrota estratégica porque pensar que todo el andamiaje construido milimétricamente durante estas cuatro décadas por la subversión para desarrollar su guerra irregular y que en su mayoría opera en la legalidad se iba a caer estrepitosamente por la muerte de dos de sus dirigentes es desconocer la dinámica de la guerra irregular subversiva en el país. La desinformación que mantiene el gobierno de Uribe y que propala que la subversión estalinista está derrotada ignora cómo han sido organizadas las guerras irregulares, perpetúa el fraude de la política de Seguridad Democrática y coloca al país en peligroso estado de confusión.
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* En 2005, la Contraloría reconoce que más de 9.000 personas permanecen en cautiverio (14).

NOTAS:

1. El Espectador, semana del 13 al 19 de abril de 2008, pág. 19-A.
2. www.elheraldo.com.co/anteriores/07-04-29/politicas/noti3.htm .
3. El Tiempo, 12 de abril de 2008, pág. 1-4.
4. El Espectador, semana del 13 al 19 de abril de 2008, pág.19-A.
5. www.semana.com Las FARC en la sombra, abril 12 de 2007.
6. Marta Harnecker, Combinación de todas las formas de lucha. Ediciones Suramérica, Bogotá, 1988, pág.77.
7. Umberto Valverde, Colombia tres vías a la revolución. Círculo Rojo Editores, Bogotá, 1973, pág. 57.
8. Marta Harnecker, Entrevista con la nueva izquierda, editorial Colombia Nueva, Bogotá, 1989, págs. 79 y 34.
9. www.colombia.indymedia.org , Uribe asesina otro sindicalista, marzo 2 de 2008.
10. www.terra.com.co/elecciones_2007/artículo/html/vbe1140 .
11. El Tiempo, 1 de marzo de 2008, pág. 1-10.
12. El Tiempo, 16 de enero de 2008, pág. 1-10.
13. Juan Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón, El orden de la guerra. Centro Editorial Javeriano, CEJA. Colección Biblioteca Personal, Bogotá, 2006, pág. 45.
14. Portafolio, marzo 18 de 2005.


Bogotá, abril 15 de 2008

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