14/10/09

EL URIBISMO : UNA MINORÍA DEL 28%

Diana Duque Gómez


Una de las más grandes falacias de la historia colombiana, prohijada por las firmas encuestadoras y los medios de comunicación y gestada como la táctica principal del marketing político de la presidencia de la república uribista, ha sido la de hacerle creer a los colombianos y a la comunidad internacional que el presidente Álvaro Uribe contó en las últimas elecciones (28 de mayo de 2006) con el apoyo del 62% de la nación y que conserva el favor de más del 70% de la opinión después de casi cinco años de gobierno.

La falacia diseñada cuidadosa y embozadamente con el soporte de estadísticas mutiladas de la informática uribista, con celo ha minimizado el hecho de que en las dos últimas elecciones presidenciales la abstención fue de más del 50%. De manera sutil y rápida los medios oficialistas, por una vez, el día siguiente de cada elección, han hecho una rápida alusión al fenómeno abstencionista. Por ejemplo, El Tiempo del día siguiente de la reelección de Uribe, señaló: “A pesar de un leve aumento de la abstención en comparación con la de 2002 (54,89 vs 53,53%) es significativo que se haya mantenido, teniendo en cuenta que hay puente festivo”. Y pare de contar. El resto de la información electoral de ese día se exaltó con titulares ampulosos como “Reelección histórica” o con destacados de primera plana como “Por primera vez, un presidente en ejercicio es reelegido, supera los 7 millones de votos y logra una votación récord de 62%”(1). Así comienza a desdibujarse que la abstención el día de la reelección fue de aproximadamente el 55% y que según el censo electoral de la Registraduría el número de ciudadanos mayores de edad inscritos para votar era de 26’700.000 (2) y que por tanto la votación “récord” jamás podría llegar al 62% de los inscritos. Lo que Uribe obtuvo fue el 62% del 45% que votó. Entonces, realmente ¿cuál fue el porcentaje de los 7’400.000 votos que finalmente obtuvo el presidente Uribe en relación con el total de inscritos? Pues ese porcentaje, aproximado por lo alto no es de más del 28%.
Tenemos así un presidente elegido por una minoría del 28%. El resto, esto es, el 72% de los ciudadanos inscritos, por las razones que sean –entre ellas una abstención del 55%-, no están con el presidente Uribe ni lo apoyaron. Es decir, que todo el montaje apoteósico que se ha hecho para presentar a Uribe como un presidente que tiene un abrumador respaldo de los colombianos no es más que una gran falacia orquestada por sus cómplices los medios de comunicación y las firmas encuestadoras. Con respecto a estas últimas es obvio que si el 72% de los colombianos inscritos para votar no votó por Uribe no es posible que cada vez que hacen una encuesta de opinión Uribe saque más del 70% a su favor.

Como estas cifras no mienten, es evidente que el montaje publicitario del uribismo ha sido un engaño atroz contra la nación y la comunidad internacional. Un tinglado de canallas al servicio de una sinarquía mafiosa insaciable, dueña del poder económico, de los negocios, de la “democracia electoralista” y del Estado. Sinarquía que busca conservar e incrementar sus riquezas, incluidas las derivadas del narcotráfico, a través del mejor testaferro que ha tenido en muchos años: el presidente Uribe. El propósito de esta estratagema publicitaria que incluyó la promoción y el logro de la desmovilización de gran parte de los grupos libertarios de legítima defensa que estaban derrotando a la esclavista subversión estaliniana y ante los cuales la sinarquía estaba perdiendo su poder, ha sido el de intentar recuperarle el monopolio económico, político y de la fuerza a esa sinarquía voraz en nombre del Estado, el Estado mafioso y expoliador que ella encarna.

Todo esto al precio liberticida y genocida de dejarle el camino libre de verdaderos enemigos a la subversión estalinista en armas y en la legalidad, la llamada “izquierda”, la cual de no surgir un nuevo y poderoso frente libertario se tomará el poder a más tardar en el año 2010, gracias a los buenos oficios del presidente Uribe y su tinglado de canallas.

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NOTAS: 1. El Tiempo, 29 de mayo de 2006, págs. 1-1 y 1-2; 2. Ídem., pág. 1-6.

Publicado en www.opinionpress.com , www.unicauca.edu.co y www.ciudadblanca.com .

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